
Durante el invierno, tendemos a enfermarnos con mayor frecuencia. Aunque en la mayoría de los casos se resuelven espontáneamente en unos días, pueden dejarnos agotados, interrumpir nuestras actividades diarias e incluso mantenernos en reposo por un tiempo. Pero ¿cómo podemos explicar esta mayor vulnerabilidad a los virus durante los períodos fríos? ¿Es realmente posible no resfriarse? Existen varios factores que contribuyen a enfermarnos en invierno:
1) Lugares cerrados
Cuando hace frío, tendemos a preferir espacios cerrados o interiores con ventanas cerradas o con poca ventilación, lo que favorece más la transmisión de virus. (1).
Consejo NHCO:
Aunque haga frío, ventila tu casa todos los días abriendo bien las ventanas durante 10 minutos para poder renovar el aire y evacuar la mayor cantidad de microbios posible. Lo mismo, con tu lugar de trabajo, gimnasio o zonas de juegos infantiles.
2) Ola de frío
Fuera del cuerpo, los virus, como el causante de la gripe, sobreviven más tiempo en bajas temperaturas. Por lo tanto, habrá más virus en invierno durante la época de frío (2). Según investigadores surcoreanos, la tasa de este virus alcanza su punto máximo en enero antes de disminuir en primavera (3).
3) Secado de las mucosas
El aire frío y seco del invierno tiende a resecar las mucosas respiratorias, lo que las debilita y facilita la penetración de los virus.
4) Una caída de la inmunidad
Respirar aire frío ayuda a enfriar las mucosas nasales, reduciendo la reactividad de nuestras defensas inmunitarias (4).
Esta susceptibilidad a los virus también es mayor en los niños durante sus primeros 3 años de vida. Está relacionado con la inmadurez de su microbiota intestinal y de sus defensas inmunitarias.

Consejos NHCO para ayudarle a afrontar una ola de frío:
• Protégete la nariz cuando haga frío para calentar el aire que respiras.
• Eleva la cabeza para dormir en caso de dificultad para respirar, para facilitar el paso del aire por las fosas nasales.
• Si vives en zonas de clima seco, humedece tu hogar y especialmente tu dormitorio (a veces basta con colocar un simple recipiente con agua cerca de un radiador).
• Recuerda hidratarte suficientemente incluso en invierno.
• Mantén un estilo de vida saludable para apoyar tu sistema inmunitario: actividad física moderada con regularidad y una dieta sana y equilibrada.
• Si fuera necesario, piensa también en complementos alimenticios que puedan ayudar a reforzar su sistema inmunitario.
Fuentes:
(1) Ministerio de Salud, La fisiología del frío, Informe INVS 2009.
(2) Aylin P. et al., Temperatura, vivienda, privación y su relación con el exceso de mortalidad invernal en Gran Bretaña, 1986-1996, Int J Epidemiol, 2001, 30(5): 1100-8.
(3) Tae Woong Whon et al., Caracterización metagenómica de la diversidad del ADN viral en el aire en la atmósfera cercana a la superficie, Journal of Virology, 2012, 86(15): 8221-31.
(4) Instituto de Vigilancia de la Salud (InVS), Frío y salud: elementos de síntesis bibliográfica y perspectivas, Informe de investigación.