Nuestras reacciones ante situaciones estresantes están bajo el control de nuestro cerebro, que libera todo tipo de neurotransmisores, permitiéndonos reaccionar adecuadamente. La micronutrición puede también jugar un papel importante ayudando a nuestro cuerpo a gestionar mejor el estrés.
¿Cuáles son los micronutrientes más útiles y cómo funcionan?
Alimenta bien tu cerebro para responder mejor al estrés
En situaciones de estrés, nuestro cuerpo se moviliza inmediatamente para reaccionar adecuadamente ante esta situación. Pero a veces, cuando este estado llega a ser más prolongado, alterando el funcionamiento del organismo y en particular del cerebro, podemos experimentar situaciones de:
• Ansiedad
• Insomnio
• Problemas de concentración
• Fatiga
• Cambios de apetito
• Molestias digestivas como dolores de estómago
• Mareos
• Dolores musculares y articulares
El primer paso contra el estrés es limitar la exposición a situaciones estresantes, pero la gestión de estas condiciones también pasa por lo que comemos, gracias a la micronutrición.
Estrés en la vida cotidiana
El nivel de estrés puede ser debido a una combinación de varias situaciones estresantes que pueden tener su origen en factores relacionadas o no con el trabajo como:
- Enfermedad propia o de familiares
- Situación laboral
- Situación financiera
- Relación con familiares y amigos
- Condiciones de la vivienda
- Relación con la pareja
La micronutrición, un arma subestimada contra el estrés
La micronutrición juega un papel importante en la gestión del estrés, aportando los micronutrientes necesarios para las principales funciones de nuestro organismo implicadas en el estrés.
Si nos centramos en el cerebro, se trata fundamentalmente de aminoácidos y vitaminas como la vitamina B3, aquellos que son esenciales para fabricar ciertos neurotransmisores (mensajeros químicos liberados por las neuronas) en nuestro cerebro.
Otros micronutrientes contra el estrés incluyen el magnesio y las plantas adaptógenas (que ayudan al cuerpo a adaptarse al estrés), como la rodiola.

5. ¿Por qué puede haber carencias de magnesio en la dieta?
Las carencias de magnesio en nuestra dieta pueden deberse a varios factores.
En los últimos 50 años, por el cambio en las prácticas agrícolas que ha resultado en una caída gradual del contenido de magnesio en el suelo, se ha observado una disminución en el contenido de este mineral en frutas y verduras. Debido principalmente al agotamiento de micronutrientes en nuestra alimentación (agricultura intensiva, industrialización) y a una ingesta insuficiente ligada al refinado de los alimentos, a su ultraprocesamiento y a su cocción, que eliminan gran parte del magnesio.
La composición de la dieta también afecta a la biodisponibilidad del magnesio:
El alto contenido de fibra o los “antinutrientes” oxalato y fitato en algunos alimentos vegetales (espinacas, col, legumbres…) atrapan al magnesio y forman complejos insolubles que limitan la absorción del magnesio presente en los alimentos,
El procesamiento de los alimentos es otro factor que influye en el contenido de este mineral en la dieta, especialmente en los cereales y harinas en las que se elimina gran parte del magnesio al retirar el salvado y el germen.
6. ¿Cómo afecta el estrés a nuestros niveles de magnesio?
El estrés se define comúnmente como un desencadenante que evoca en nuestro cuerpo una respuesta, no solo psicológica, si no también fisiológica. Este estrés, dependiendo del tipo y la duración puede modificar parámetros a corto plazo (frecuencia cardíaca, respiración, presión arterial) o a largo plazo (cognición, memoria)
Ante una situación de estrés el magnesio juega un papel protector y regulador, disminuyendo la respuesta al estrés mediada por las catecolaminas adrenalina, noradrenalina y dopamina y promoviendo la actividad de GABA, un neurotransmisor inhibidor en el sistema nervioso central.
Sin embargo, una exposición al estrés prolongada puede acabar en un agotamiento de magnesio, lo que a su vez limita la respuesta del cuerpo al estrés. Esta situación resulta en un círculo vicioso, condicionando nuestra capacidad para responder ante situaciones estresantes.
7. ¿Cómo cumplir con la ingesta de magnesio?
En situaciones puntuales de estrés, en caso de cansancio, dieta ultraprocesada, y más aún si aparecen signos de falta de magnesio (fatiga, calambres, temblores en los párpados, hormigueos, etc.), puede ser interesante un aporte dietético de algunos alimentos ricos en magnesiofrutos secos (almendras, nueces, etc.), cereales integrales (pan, pasta, arroz, etc.), mariscos, verduras verdes orgánicas o procedentes de cultivos sostenibles como las espinacas, chocolate negro, plátano ociertas aguas minerales, etc.
También pueden ser muy útiles los complementos alimenticios que aportan magnesio en una forma bien asimilable y tolerada.
8. ¿Qué forma de magnesio debo elegir?
En general, es recomendable favorecer las sales de magnesio orgánicas (bisglicinato, gluconato, malato, citrato, lactato, etc.). Entre estas sales orgánicas, la forma tamponada de bisglicinato es altamente absorbible y tolerada a nivel digestivo.
Estas dos propiedades están ligadas a su asociación con dos moléculas de aminoácidos, la glicina. Esta forma denominada “aminoquelada” ayudaría a proteger al mineral durante la digestión, mejoraría su asimilación y podría ayudar a prevenir las molestias digestivas

La nutricosmética complementa y refuerza la acción de los cosméticos.
Gracias a su función desde el interior del organismo, los nutricosméticos tienen propiedades complementarias a las funciones externas de los cosméticos. Según el tipo de ingrediente utilizado y su forma, también pueden reforzar las funciones de los cosméticos obteniendo así una acción sinérgica.
Por todo ello, la nutricosmética constituye una “rutina In” complementaria a la “rutina Out” de la cosmética.