¿Cómo mejorar tu concentración?

Hay muchos consejos y ejercicios para mejorar tu concentración diaria y potenciar tu memoria. Además, la alimentación también puede ayudar con determinados micronutrientes que tienen importantes beneficios sobre el cerebro, la concentración y la memoria.

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La vida cotidiana exige constantemente a nuestra memoria

Los períodos de exámenes no son los únicos momentos que desafían nuestro rendimiento cerebral. Utilizamos continuamente nuestra memoria en nuestras tareas diarias: acordarse de pedir una cita, acordarse de un recado pendiente, reservar un billete de tren etc. La vida profesional también requiere concentración y memoria, y a veces de forma muy intensa, como como durante una formación, un seminario o en caso de un particular desafío intelectual etc… También las actividades físicas y deportivas requieren una buena memoria (danza, judo, deportes de equipo, etc.), así como las actividades de ocio: el entretenimiento de todo tipo incluidos juegos de estrategia online.

 

¿Cómo puedes ayudar a mejorar tu concentración y memoria?

Muchos factores pueden afectar a nuestra capacidad de memoria, como la fatiga, el estrés, el envejecimiento o una dieta desequilibrada. Por el contrario, poner en práctica ciertos consejos puede ayudar a aumentar nuestra concentración:

• Tómate un momento de calma (eliminar distracciones e interrupciones).
• Evita realizar múltiples tareas (realizar una tarea tras otra).
• Planifica tus objetivos, respetando una lógica de progresión.
• Organízate haciendo listas de tareas pendientes.
• Cuida tu entorno (práctico, ordenado y minimalista para conservar sólo lo imprescindible).
• Toma descansos con mucha regularidad y asegúrate de mirar hacia otro lado durante unos segundos al trabajar con una pantalla.
• Haz pequeñas siestas (de unos quince minutos como máximo).
• Asegúrate de tener un sueño suficiente y reparador.
• Practica actividad física habitual.

    ¡El contenido de nuestro plato también cuenta!

    Los alimentos proporcionan a nuestro cerebro la energía que necesita para funcionar. Sin embargo, esta necesidad es muy elevada: por sí sola requiere el 21% de la energía total consumida por el organismo. En otras palabras, en cada comida, casi 1/4 de las calorías ingeridas son utilizadas por nuestras neuronas, que transforman la glucosa en moléculas de ATP, la energía de la que se alimentan nuestras células cerebrales. 

    Ciertas sustancias son especialmente interesantes por sus efectos estimulantes, como la cafeína, que forma parte de la gran familia de los nootrópicos. Otros nootrópicos conocidos incluyen el té verde, la rodiola, la bacopa, el ginseng, etc. Dependiendo de su modo de acción, estas sustancias ayudan a aumentar la producción de ATP, favorecen el rendimiento mental y mejoran nuestra resistencia a la fatiga y al estrés. Por último, ciertos aminoácidos también son muy útiles. Los aportan de forma natural los alimentos, las proteínas animales o vegetales y también podemos encontrarlos en los complementos alimenticios. La L-tirosina, por ejemplo, forma parte de la composición de los neurotransmisores implicados en la memoria y el rendimiento cognitivo.

     

     

    La L- Glutamina es utilizada como fuente de energía por ciertas células cerebrales. En otras palabras, estos aminoácidos participan en “la nutrición” del cerebro y ayudan a su correcto funcionamiento. 

    Además de un plato rico en nootrópicos y nutrientes esenciales para el cerebro, se recomienda:

    • Realizar actividades diarias lo más variadas posible, porque la novedad crea nuevas conexiones cerebrales.
    • Mantener intercambios y relaciones sociales para desarrollar la agilidad cerebral. 

    Ahora que ya sabes cómo mejorar la concentración a diario o durante periodos específicos, adopta estas buenas prácticas para vivir mejor en momentos de estrés o cuando necesites concentrarte durante mucho tiempo.